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Wadi Rum |
Mi
primera experiencia en un desierto me la regaló este fantástico país. En 2012 tuve la suerte de poder viajar con un grupo de amigos entre los que se
encontraba una amiga jordana. Así que imaginaos el privilegio de visitar un
país de la mano de quién ha nacido y crecido en él. Mi amiga y su hermano
fueron unos guías insuperables. Nos llevaron a cada rincón que nos dio tiempo
sin dejar de disfrutar cada momento.
Volamos
de Barcelona a Amman con Lufthansa vía Frankfurt. En Ammán nos hospedamos en un
hotel en la zona de negocios, no puedo deciros el nombre, porque no lo
recuerdo. No era lujoso, pero tenía todas las comodidades necesarias para
descansar. En mi segundo viaje a Ammán que fue totalmente diferente y por
motivos muy distintos, me hospedé en un hostal en el centro de la ciudad, que
me pareció súper recomendable por la ubicación.
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Petra |
En
aquella primera expedición visitamos la famosa
Petra. Como era Junio y el calor
apretaba, dormimos en un hotel cerca de allí y madrugamos para estar a primera
hora en el recinto y así ahorrarnos el calor y las multitudes. Hacia mediodía,
cuando el calor apretaba, habíamos acabado nuestra visita y nos sentamos en un
chiringuito a la sombra a tomar un té helado con limón y hierbabuena a modo de reconstituyente.
Volvimos al hotel para comer y como tenía piscina pasamos la tarde relajados.
Por la noche, volvimos al recinto para ver Petra de noche, había música
en semi directo, alguien tocaba un instrumento con otra música de fondo, creíamos que sería muy espectacular, pero bueno, fue
bonito. No sé si habrán cambiado el sistema
después de tantos años. La entrada a Petra nos costó bastante cara, pero valió
totalmente la pena.
Nuestra
experiencia en el desierto de Wadi Rum fue inolvidable. Contratamos la excursión en 4x4 y
el alojamiento con cena y desayuno con Bedouin CampLife y fue todo muy bien.
Las Haimas tenían camas y mantas, los lavabos no tenían agua corriente, pero
había botellas de agua para lavarse y beber. La cena y el desayuno fueron
espectaculares y lo mejor fue madrugar para ver salir el sol delante de aquella
inmensidad. De verdad que no os lo podéis perder.
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Wadi Rum |
La
otra experiencia inolvidable para mí y que me marcó mucho fue nadar en el
Mar
muerto. Estar en aquel lugar lleno de historia y con esa energía fue muy
especial. Fuimos a una playa pública que tenía acceso pagando 10 euros y tenías
duchas, piscinas y zona de bar. Se agradece sobre todo el tema de las duchas,
porque el agua salada pica bastante si tienes alguna heridita en el cuerpo. El
agua del mar muerto es muy muy salada, como ya sabréis está por debajo del
nivel del mar y en sus aguas no hay ningún tipo de vida.
Al llegar encuentras
un gran cartel con las recomendaciones a seguir, por supuesto no debes sumergir
la cabeza ni siquiera con los ojos cerrados, ya que al abrirlos una sola gotita
pica lo que no os podéis llegar a imaginar. Lo mejor es nadar de espaldas y
vigilando no salpicarse, en serio. También debéis tener cuidado con la
corriente, porque una está allí flotando y se deja llevar y cuando quieres
volver a la orilla nadando de espaldas (porque de otra forma es bastante
difícil) notas que cuesta volver. En la orilla hay barro que se usa como un
ungüento corporal, dicen que es muy bueno para la piel, yo lo que sé es que nos
echamos unas risas con el barro. La otra opción es ir a un hotel o recinto con
acceso privado al mar muerto, la entrada será más cara y no tiene la misma
gracia que bañarte al modo local, para mi punto de vista.
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Normas en el mar muerto |
El Mar rojo es otro imprescindible en Jordania. En Aqaba, si os gusta el snorkel podéis alquilar el
material o coger un barquito y disfrutar de cantidad de peces de colores. Tened en cuenta que en junio las temperaturas eran de unos 40 grados...
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Aqaba - Mar Rojo |
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Monte Nebo |
Madaba
es famosa por los mosaicos de su iglesia y el Monte Nebo te deja ver desde la
altura los territorios de alrededor, llenos de historia y de valor espiritual
para muchas personas en el mundo.
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Amman |
Antes
de acabar nuestro viaje nos paseamos por la ciudad de
Amman como buenos locales, tomando
un té y un trocito de deliciosa knefa (dulce típico) y comprando en el zoco
para luego ir a degustar una deliciosa barbacoa en casa de los padres de mi
amiga, pero no visitamos ningún museo ni monumentos. En mi siguiente viaje a Jordania, tuve algo más de tiempo y pude disfrutar un poco más de las
maravillas de esa ciudad. En lo alto de la cual, puedes visitar la ciudadela y
en el propio centro hay un anfiteatro romano, donde pasar un rato cuando cae el
sol es una buena experiencia. También visitamos el castillo de Ajlun que está
cerca de Ammán, en bus. Os lo cuento en otro post.
Con
todas sus peculiaridades Jordania es un país que merece una visita de al menos
una semana. Os lo recomiendo 100%.